1948 Obtiene el título de traductor
público de inglés y francés, tras
cursar, en apenas 9 meses, estudios que normalmente insumen 3
años. El esfuerzo le provoca síntomas
neuróticos, uno de los cuales (la búsqueda de
cucarachas en la comida) desaparece con la escritura
de un cuento, "Circe" que, junto con "Casa Tomada" y
"Bestiario" son incluidos luego en "Bestiario
1949 Publica el poema dramático "Los Reyes",
primera obra firmada con su nombre real e ignorado por la
crítica. Según su propia
definición, "se trata de una defensa del
Minotauro" (IMAGEN).
Durante el verano escribe una primera novela,
"Divertimento" que, de alguna manera, prefigura "Rayuela".
"Divertimento" será publicada recién en 1986,
después de su muerte.
Colabora en revistas culturales de Buenos Aires ('Cabalgata',
'Realidad' y 'Sur').
1950 Escribe otra novela, "El examen", rechazada
por el asesor literario de Losada, Guillermo de Torre.
Cortázar la presenta a un concurso convocado por la
misma editorial, sin éxito. Esta novela también
será editada tras la muerte del escritor, en 1986.
1951 Publica su primer libro de cuentos,
"Bestiario", en Editorial Sudamericana, donde ya figuran
algunas de sus obras maestras en el género. A pesar de que este libro pasa
casi inadvertido, surge aquí el Cortázar
deslumbrante por su fantasía y por su
revelación de mundos nuevos. Obtiene una beca del
gobierno
francés y viaja a París, con la fime
intención de establecerse allí. Comienza a
trabajar como traductor en la Unesco.
1952 Aparece el cuento "Axolotl" en 'Buenos Aires
Literaria'.
1953 Se casa con la traductora argentina Aurora
Bernárdez.
1954 Viaja a Montevideo, año en que la
Unesco realiza allí su conferencia
general, en calidad de
traductor y revisor. Se aloja en el Hotel Cervantes
(ya frecuentado por Jorge Luis Borges) en el que transcurre
su cuento "La puerta condenada". Visita el barrio del Cerro,
en el que ubicará a "La Maga". Continúa
trabajando como traductor independiente de la Unesco. Sigue
escribiendo lo que luego serán las "Historias de
cronopios y de famas", que había iniciado en el
año 1951. 'Buenos Aires Literaria' publica "Torito".
Viaja a Italia,
donde empieza a traducir los cuentos de Edgar Allan Poe.
1956 En México publica el libro de cuentos
"Final del juego", en
el que aparece el cuento "Los venenos", al que
Cortázar considera autobiográfico.
También lo es el que da título al volumen.
Asimismo, publica la traducción de "Obras en prosa",
de Poe, en la Universidad de Puerto Rico.
1959 Publica "Las armas
secretas" que incluye el cuento largo "El perseguidor". Este
cuento supone un sesgo en la narrativa de Cortázar.
"Fue una iluminación. Terminé de leer ese
artículo (que anunciaba la muerte
de Charlie Parker) y al otro día o ese mismo
día, no me acuerdo, empecé a escribir el
cuento. Porque de inmediato sentí que el personaje era
él (…) era lo que yo había estado
buscando". Cortázar dice que allí aborda
"un problema de tipo existencial, de tipo humano, que
luego se ampliará en Los Premios y sobre todo en
Rayuela".
1960 Viaja a Estados Unidos y publica la novela
"Los Premios", escrita durante esa larga travesía en
barco.
1961 Realiza su primera visita a Cuba,
invitado por Fidel Castro. Ese mismo año la editorial
Fayard publica "Los Premios", primera traducción de
una obra de Cortázar.
1962 Publica "Historias de cronopios y de famas",
en la Editorial Minotauro de Buenos Aires.
1963 Publica "Rayuela" en Editorial Sudamericana.
Se venden 5 mil ejemplares el primer año. Publica "Una
flor amarilla" en la 'Revista de Occidente' de Madrid y
"Descripción de un Combate" en 'Eco
contemporáneo'. Ese mismo año participa como
jurado en el Premio Casa de las Américas, en La
Habana.
1965 La Editorial Pantheon de Nueva York publica la
traducción inglesa de "Los Premios" y Luchterhand,
Berlín, "Geschichten der Cronopien und Famen". Aparece
"Reunión" en 'El Escarabajo de Oro', de
Buenos Aires e "Instrucciones para John Howell" en 'Marcha',
de Montevideo.
1966 Publica el libro de cuentos "Todos los fuegos
el fuego" (Sudamericana). En Nueva York, Pantheon publica la
traducción al inglés de "Rayuela" y, Gallimard,
la traducción francesa, de Laure Guille-Bataillon. En
la revista 'Unión' de La Habana aparece el
artículo "Para llegar a Lezama Lima". Decide asumir
públicamente su compromiso con la lucha por la
liberación latinoamericana.
1967 Aparece "La vuelta al día en ochenta
mundos", un volumen que reúne cuentos,
crónicas, ensayos y poemas, con una
diagramación extremadamente original, concebida, en
gran parte, por Julio Silva. El libro, según
Cortázar, fue imaginado como un homenaje a Julio Verne
"pero de una manera muy indirecta".
1968 Editorial Sudamericana publica la novela
"62/Modelo para armar". La novela provoca un cierto
desconcierto en la crítica. Publica el libro "Buenos
Aires, Buenos Aires", con fotografías de Sara Facio y
Alicia D'Amico. Publica el libro-almanaque "Último
Round", donde se recogen ensayos, cuentos, poemas,
crónicas y textos humorísticos. La edición (Siglo XXI, México)
está imaginada como un edificio de dos plantas,
alta y baja, y cuenta con profusas ilustraciones. El libro
contiene (planta baja) una extensa carta de Cortázar a
Roberto Fernández Retamar, escrita en Saigón el
10 de mayo de 1967 y publicada en la 'Revista de la Casa de
las Américas'. La carta
estaba centrada en la situación del intelectual
latinoamericano. Pantheon, de Nueva York, publica la
traducción inglesa de "Historias de cronopios y de
famas" y, Einaudi, (Torino, Italia) la de "Rayuela".
1969 Sale "Último round".
1970 Viaja a Chile, invitado a la asunción
del gobierno del presidente Salvador Allende,
en compañía de su segunda esposa, Ugné
Karvelis. Editorial Sudamericana publica el libro "Relatos",
en el que se incluye una selección de cuentos de "Bestiario",
"Final del juego", "Las armas secretas" y "Todos los fuegos
el fuego".
1971 Publica "Pameos y meopas" (Barcelona, Ocnos),
que incluye poemas escritos entre 1944 y 1958.
1972 Publica "Prosa del observatorio" (Barcelona,
Lumen, con fotografías del propio Julio
Cortázar y la colaboración de Antonio
Gálvez).
1973 Aparece "Libro de Manuel" (Sudamericana), que
obtiene en París el Premio Médicis.
Cortázar viaja a Buenos Aires para presentar el libro.
De paso, visita Perú, Ecuador y
Chile. La novela levanta una considerable polvareda. En
Barcelona (Tusquets) publica "La casilla de los Morelli",
cuya edición, prólogo y notas estuvieron a
cargo de Julio Ortega.
1974 Aparece el libro de cuentos "Octaedro"
(Sudamericana). En abril participa en una reunión del
Tribunal Russell, reunido en Roma, para
examinar la situación política en América
Latina, en particular, las violaciones de los derechos
humanos. Recibe el Premio Médicis, por "Libro de
Manuel".
1975 Viaja a Estados
Unidos, invitado por la Universidad de Oklahoma.
También viaja a la ciudad de México, para
participar en la tercera sesión de la Comisión
Internacional de Investigación de los crímenes de
la Junta Militar de Chile. Allí dicta un ciclo de
conferencias sobre literatura latinoamericana y sobre su
propia obra. Los trabajos leídos en esa ocasión
y dos textos suyos fueron reunidos en el volumen "The Final
Island: The Fiction of Julio
Cortázar" (1978), una primera valoración
crítica de su obra en lengua
inglesa. Publica la historieta "Fantomas contra los vampiros
multinacionales" (México, Excelsior). También
publica "Silvalandia" (México, Cultural GDA), una
serie de textos inspirados en cuadros de Julio Silva.
1976 Realiza una visita clandestina a la aldea de
Solentiname, en Nicaragua. Publica "Estrictamente no
profesional. Humanario" (Buenos Aires, La Azotea), a partir
de fotografías de Alicia D'Amico y Sara Facio. Conoce
de cerca el triunfo sandinista en Nicaragua, lo que en 1984
se transformará en "Nicaragua tan violentamente
dulce".
1977 Aparece el libro de cuentos "Alguien que anda por
ahí" (Madrid, Alfaguara), en el que se recoge el
texto
"Apocalipsis en Solentiname".
1978 La editorial Pantheon publica en Nueva York la
traducción inglesa de "Libro de Manuel".
Cortázar hace en él una advertencia al lector
norteamericano: "Este libro se completó en 1972. La
Argentina estaba entonces bajo la dicadura del general
Alejandro Lanusse, y ya entonces la intensificación de
la violencia
y la violación de los derechos humanos eran evidentes.
Tales abusos han continuado y han sido incrementados bajo la
junta militar del general Videla (…) las referencias a
Argentina y otros países latinoamericanos son hoy tan
válidas como lo fueron cuando se escribió este
libro". Publica además "Territorios", textos
relativos a la pintura
(México, Siglo XXI).
1979 Publica "Un tal Lucas" (Madrid, Alfaguara). En
octubre visita Nicaragua y, desde entonces, se dedica a
apoyar y a servir a la Revolución Sandinista. Algunos de sus
textos son utilizados en la campaña de
alfabetización del país. Se separa de
Ugné Karvelis, con la que sigue manteniendo una
estrecha amistad.
Viaja con Carol Dunlop, su tercera esposa, a Panamá
y allí conoce a Ormar Torrijos, gobernante
panameño.
1980 Publica el libro de cuentos "Queremos tanto a
Glenda" (México, Nueva Imagen). Realiza una serie de
conferencias en la Universidad de Berkeley, California
1981 En uno de sus primeros decretos, el gobierno
socialista de François Miterrand le otorga, el 24 de
julio, la nacionalidad francesa (pero Cortázar no
pierde su ciudadanía argentina). Por motivos de
salud tiene
que ser internado. Por esta época le diagnostican
leucemia. Tiene que suspender el proyecto de
ir en diciembre a Cuba, Nicaragua y Puerto
Rico.
1982 Publica un nuevo libro de cuentos, "Deshoras"
(México, Nueva Imagen). En noviembre muere su esposa,
Carol Dunlop.
1983 Aparece el libro "Los autonautas de la
cosmopista", escrito a cuatro manos con Carol Dunlop.
Allí narra un viaje de 33 días entre
París y Marsella, a razón de dos
párkings por día. Los derechos de autor los
destina al sandinismo nicaragüense. Viaja a La Habana
para asistir a una reunión del Comité
Permanente de Intelectuales por la Soberanía de los pueblos de Nuestra
América. Entre el 30 de noviembre y el
4 de diciembre viaja a Buenos Aires para visitar a su madre,
después de la caída de la dictadura
y la asunción al gobierno del presidente Raúl
Alfonsín. Las autoridades ignoran su presencia, pero
es calurosamente recibido por la gente, que lo reconoce en
las calles. Se publica "Nicaragua tan violentamente dulce"
(Managua, Editorial Nueva Nicaragua). El gobierno de
Nicaragua le entrega el Premio Orden Ruben Darío de la
Independencia Cultural.
1984 El 12 de febrero muere de leucemia y es enterrado
en el cementerio de Montparnasse, en la tumba donde
yacía Carol Dunlop. En México (Editorial Nueva
Imagen) aparece su libro de poemas "Salvo el
crepúsculo".
1986 La editorial Alfaguara emprende la
publicación de las obras completas de Julio
Cortázar, incluso aquellas que habían
permanecido inéditas hasta su muerte. Con este
propósito crea una colección especial, Biblioteca
Cortázar.
movimiento.
la obra del autor.
"Carta a una señorita en París." pertenece a
Bestiario, libro compuesto por ocho cuentos, todos
pertenecientes al género fantástico. El propio
Julio Cortázar indicó el elemento que los une: el
formar parte de un bestiario, lo cual implica el reconocimiento
de lo irracional, de las fuerzas ocultas, de la bestia que todos
llevamos dentro. En efecto, al leer los cuentos que integran
Bestiario podemos detectar esta intencionalidad; sea a
través de la aparición de un animal, que ocupa un
lugar diverso al de su naturaleza en
la vida cotidiana del personaje, o de insinuaciones de fantasmas o
fuerzas ocultas que alteran esa misma rutina. En consecuencia,
podemos considerar que esta obra es un contario en función de
la unidad de actitud
dominante mantenida en los cuentos que la integran.
1.3.El género literario.
Narrativo. Dentro de este cuento lo ubicamos en la especie
cuento, con las características propias de los cuentos
literarios dadas por la brevedad, la existencia de un hecho
único y un final conclusivo. Por el tratamiento de la
trama y la solución de los hechos lo clasificamos como
cuento de fantasía, dado que un fenómeno
insólito (vómito de
conejitos) se incorpora a la vida cotidiana, sin ofrecer una
explicación mediante las leyes del mundo
conocido.
2.1. Lectura total
y comprensiva del cuento.
Historia: un hombre se muda
a un lugar transitorio que pertenece a una mujer que
está de viaje en París. Este hombre suele vomitar
conejitos, acción
que se vuelve más frecuente cuando se instala en el
departamento prestado. En éste vive una empleada
doméstica que tiene como tarea el mantener el excesivo
orden imperante. Por esta razón, el hombre idea
un plan para evitar
que la conviviente descubra su padecer. Esconde los conejos en el
armario y se ocupa de ellos durante la noche cuando aquella
está durmiendo.
Sin embargo, este tiempo es
suficiente para que los animales
destrocen algunas pertenencias de la dueña, las que
él intenta reparar. Finalmente, cuando vomita el conejito
número once, la situación lo sobrepasa por lo cual
decide matar a los conejos arrojándolos por el
balcón de la casa y luego es él quien salta al
vacío.
Discurso: La materialización de la historia se lleva a cabo por
un narrador que escribe una carta, que puede
considerarse una nota suicida del personaje, que está
dirigida a la señorita que le prestó la casa, quien
se encuentra circunstancialmente en Paris.
Esquema funcional
Funciones cardinales o núcleos:
- Vómito del
primer conejito durante la mudanza. - Concreción de la mudanza a una casa
prestada. - Recepción del hombre por la empleada
doméstica. - Descubrimiento del orden minucioso de la casa.
- Ideación de un plan para conservar al conejo,
fuera de la vista de la mucama y a su vez alejado de las
pertenencias de la dueña de la casa; plan que luego se
aplicará al resto de los conejos. - Vómito de nueve conejitos más.
- Vómito del conejo número once.
- Destrozo de elementos de la casa por los
conejos. - Lanzamiento de los conejos por el balcón y
suicidio del
personaje.
Catálisis:
Ejemplos en el texto:
Descripciones:
Del orden inicial de la casa:
"…me duele ingresar en un orden cerrado, construido ya
hasta en las más finas mallas del aire, esas que en
su casa preservan la música de la lavanda,
el aletear de un cisne con polvos, el juego del
violín y la viola en el cuarteto de Rará. Me es
amargo entrar en un ámbito donde alguien que vive
bellamente lo ha dispuesto todo como una reiteración
visible de su alma,
aquí los libros (de un
lado en español,
del otro en francés e inglés), allí los almohadones
verdes, en este preciso sitio de la mesita el cenicero de cristal
que parece el corte de una pompa de jabón, y siempre un
perfume, un sonido, un crecer
de plantas, una
fotografía
del amigo muerto, ritual de bandejas con té y tenacillas
de azúcar…"
De la forma en que vomita un conejo:
Cuando siento que voy a vomitar un conejito me pongo dos dedos
en la boca como una pinza abierta, y espero a sentir en la
garganta la pelusa tibia que sube como una efervescencia de sal
de frutas. Todo es veloz e higiénico, transcurre en un
brevísimo instante. Saco los dedos de la boca, y en ellos
traigo sujeto por las orejas a un conejito blanco.
El conejito parece contento, es un conejito normal y perfecto,
sólo que muy pequeño, pequeño como un
conejilo de chocolate pero blanco y enteramente un conejito. Me
lo pongo en la palma de la mano, le alzo la pelusa con una
caricia de los dedos, el conejito parece satisfecho de haber
nacido y bulle y pega el hocico contra mi piel,
moviéndolo con esa trituración silenciosa y
cosquilleante del hocico de un conejo contra la piel de una
mano.
Reflexiones del narrador:
"He cerrado tantas maletas en mi vida, me he pasado tantas
horas haciendo equipajes que no llevaban a ninguna parte, que el
jueves fue un día lleno de sombras y correas, porque
cuando yo veo las correas de las valijas es como si viera
sombras, elementos de un látigo que me azota
indirectamente, de la manera más sutil y más
horrible…"
"Las costumbres, Andrée, son formas concretas del
ritmo, son la cuota del ritmo que nos ayuda a vivir. No era tan
terrible vomitar conejitos una vez que se había entrado en
el ciclo invariable, en el método."
Indicios:
Implicancia del orden y de la personalidad
del personaje:
"Ah, querida Andrée, qué difícil
oponerse, aun aceptándolo con entera sumisión del
propio ser, al orden minucioso que una mujer instaura en su
liviana residencia. Cuán culpable tomar una tacita de
metal y ponerla al otro extremo de la mesa (…) Y yo no
puedo acercar los dedos a un libro,
ceñir apenas el cono de luz de una
lámpara, destapar la caja de música, sin que un
sentimiento de ultraje y desafio me pase por los ojos como un
bando de gorriones."
"Andrée, yo no quería venirme a vivir a su
departamento de la calle Suipacha.(…) Me mudé el
jueves pasado, a las cinco de la tarde, entre niebla y
hastío."
Indicio del conflicto:
"yo tenía perfectamente resuelto el problema de los
conejitos"
Indicios del desenlace:
"(…) para que seguir todo esto, para qué seguir
esta carta que escribo entre teléfonos y entrevistas."
"Decirle que en este intervalo todo se ha roto…"
"En cuanto a mí, del diez al once hay como un hueco
insuperable"
"(…) que la vida es un movimiento
hacia arriba con un click final…"
Indicio del significado del conejo en el cuento:
"Entre el primero y segundo piso, Andrée, como un
anuncio de lo que sería mi vida en su casa, supe que iba a
vomitar un conejito. En seguida tuve miedo (¿o era
extrañeza? No, miedo de la misma extrañeza,
acaso)"
Informantes:
Elemento que permite justificar la muerte de
los conejos y los personajes. Informante de la altura:
"Al cruzar el tercer piso el conejito se movía en mi
mano abierta. Sara esperaba arriba…"
Finalmente, a partir del análisis de las funciones
cardinales, catálisis, indicios e informantes, concluimos
que, a pesar de que existen muchos indicios, éstos van
resolviéndose a lo largo del texto, y nos van llevando a
una trama que los confirma y hace explícitos los hechos
sugeridos.
La secuencia
Estado de equilibrio
(situación inicial)
La introducción se extiende desde
"Andrée, yo no quería venirme a vivir a su
departamento de la calle Suipacha…" hasta "Lo cerré
en el botiquín vacío (…) no
jabonándome las manos para sacarles una última
convulsión"
Núcleos:
- Vómito del primer conejito durante la
mudanza. - Concreción de la mudanza a una casa
prestada. - Recepción del hombre por la empleada
doméstica. - Descubrimiento del orden minucioso de la casa.
- Ideación de un plan para conservar al conejo,
fuera de la vista de la mucama y a su vez alejado de las
pertenencias de la dueña de la casa; plan que luego se
aplicará al resto de los conejos.
Ruptura del estado de
equilibrio (desarrollo del
conflicto)
El desarrollo del convicto se extiende desde "Comprendí
que no podía matarlo…" hasta "Usted ve: diez estaba
bien, con un armario, trébol y esperanza, cuántas
cosas pueden construirse. No ya con once, porque decir once es
seguramente doce, Andrée, doce qu serán trece"
Núcleos:
- Vómito de nueve conejitos más.
- Vómito del conejo número once.
- Destrozo de elementos de la casa por los
conejos.
Equilibrio restituido o advenimiento de una nueva
situación que pone fin a ese conflicto, en forma
armónica o no (final)
El desenlace se extiende desde "Entonces está el
amanecer y una fría soledad en la que caben la
alegría, los recuerdos, usted y acaso tantos más"
hasta el final del cuento.
Núcleo:
- Lanzamiento de los conejos por el balcón y
suicidio del personaje.
El título
El título, "Carta a una Señorita en Paris", no
informa nada acerca del contenido del cuento, y si bien hace
referencia a un género
discursivo, como es la carta, no se
adapta estrictamente a la estructura de
dicho género, aunque utilizando muchos de esos elementos.
No cumple otra función
más que la de preparar al lector con respecto a la forma
de contarse la historia.
Momentos de la trama
Distinguidos la introducción, nudo y desenlace,
pasaremos a analizar particularmente el nudo:
- El conflicto: el vómito de los conejos y la
incapacidad de librarse de ellos (matarlos).El clímax ascendente: aumento progresivo de
número de conejos hasta el vómito del conejo
número once.El clímax descendente: Tras el vómito del
conejo número once, el personaje retoma la escritura
de la carta y comienza a dar pautas de la solución
drástica que va a implementar. - El clímax: el vómito del conejo número
once. - El anticlímax: la resignación y la
manifestación de su imposibilidad de reparar
las cosas.
Argumento: Un hombre, que vomita conejitos, se muda a
una casa prestada, en la que el orden es minucioso. Sus
vómitos se hacen
frecuentes dentro de ella y, aunque intentará evitar que
produzcan destrozos, la situación lo sobrepasa por lo que
decide matarlos, y matarse.
Punto de vista o "focalizaciones":
El narrador es una primera persona no
omnisciente. Todo el cuento es narrado desde el punto de vista
del narrador (personaje).
Determinación del tema:
– Nuestra hipótesis de lectura.
Influidas por el título de la obra a la que pertenece
el cuento, Bestiario, y de un análisis del mismo
consideramos que el personaje reconoce sus conflictos
internos ya en los inicios de su nota al decir "yo no
quería venirme a vivir a su departamento" y que la misma
es el proceso que
atraviesa el personaje hacia la toma de una decisión:
vivir o morir. Los dos grandes momentos de la carta, que no
cumple acabadamente con las características del
género, marcan este pasaje. Ahora bien, el elemento
fantástico introducido en la vida cotidiana del personaje
es su costumbre de vomitar conejitos, lo cual nos conmueve a
considerar la importancia del vómito como tal. En este
sentido, vomitar es una acción involuntaria.
El personaje no puede solucionar su neurosis
voluntariamente, y el vómito viene a aliviarlo para
desprenderlo de ‘esas cosas que tuvo que comer y no quiso",
lo que le permite arrojarlas violentamente hacia el exterior y
desprenderse de ellas. El vómito de los conejos es su
forma inconsciente de revelarse ante el orden, porque para
él es "difícil oponerse, aún
aceptándolo con entera sumisión del propio ser". Su
cuerpo entonces toma partido y él vomita los conejos que
sí pueden revelarse por su condición de animales
naturalmente movedizos; logran desarticular de esta manera el
orden impuesto en
aquella casa. De ahí que al mudarse la frecuencia de los
vómitos sea mayor.
Al personaje "le cae mal" ese orden, entonces vomita y se
siente aliviado, como cuando escribe, particularmente una carta.
Esa misma función parece cumplirla la escritura, que hace
las veces de catarsis,
aunque no logra colmarlo y convencerlo finalmente de no matarse.
Lo libera en su transcurso de su neurosis y lo acerca a una cura
psicológica momentánea, representada por el
vómito de conejitos.
El personaje alcanzó un momento de su vida en el que no
soporta nada que le moleste; sin embargo, realiza cosas
aún en contra de su voluntad; de ahí que se
produzcan los vómitos, para equilibrarlo, para darle el
alivio que él no puede procurarse con sus actos
voluntarios. La destinataria de su carta tiene todo bajo control, lo que
se desprende del orden que impera en su casa; él, en
cambio, no
puede controlarlo todo: de vez en cuando vomita conejitos. El
personaje siente que no tiene un lugar en el mundo y no lo puede
hallar: "me he pasado tantas horas haciendo equipajes que no
llevaban a ninguna parte". Sin embargo, su interior le da pautas
de que es ahí donde debe buscarlo. Aunque el vómito
de los conejos lo alivian, no puede matarlos, porque siente que
es ese interior, vacío cada vez que vomita. Así
también se reta y se habla en varios renglones de la
"carta", expresando que el hecho de vomitar conejitos no es
motivo para que "uno tenga que avergonzarse y estar aislado y
andar callándose".
Sin embargo se habla a sí mismo, porque esta
circunstancia lo alejó de su entorno; está
buscando, en este proceso hacia la decisión de su vida o
de su muerte, una
excusa para continuar. Se acostumbró a la supervivencia, a
vomitar conejitos porque "las costumbres (…) son formas
concretas del ritmo, son la cuota del ritmo que nos ayuda a
vivir". Finalmente, podemos decir que su carta es una nota
suicida, en la que el personaje busca inicialmente motivos para
vivir de esa manera y, en su segunda parte, cuando retoma la
escritura siente que "todo se ha roto", porque sucedió el
vómito del décimo primer conejito. El pase de la
perfección (simbología del número diez) al
abismo. El número once simboliza esta transición
hacia el peligro, el conflicto y el martirio como su
consecuencia. "Del diez al once hay como un hueco insuperable",
la caída final, su muerte.
"Andrée, yo no quería venirme a vivir a su
departamento de la calle Suipacha…" El cuento comienza "in
medias res", dado que la "carta" se inicia indicando que el
hombre ya se encontraba instalado en la casa con los conejos
vomitados. Luego completa la información anterior al acontecimiento
mostrado (mudanza concretada) a través de saltos a
acontecimientos previos que explican su situación actual.
En este sentido, se adelanta a posicionar a la casa y a su orden
como una de las protagonistas del cuento, indicando su
incomodidad frente al mismo: "(…) me duele ingresar en un
orden cerrado, construido ya hasta en las más finas mallas
del aire…", "(…) qué difícil
oponerse, aún aceptándolo con entera
sumisión del propio ser, al orden minucioso que una mujer
instaura en su liviana residencia."
Asimismo, el protagonista nos da pautas de que hace cosas en
contra de su voluntad. Así nos dice "(…) Yo no
quería venirme a vivir a su departamento de la calle
Suipacha.", "Me mudé el jueves pasado, a las cinco de la
tarde, entre niebla y hastío. (…) cuando yo veo las
correas de las valijas es como si viera sombras (…). Pero
hice las maletas, avisé a la mucama que vendría a
instalarme, y subí en el ascensor".
En el inicio de la carta el personaje manifiesta su
represión frente al orden y, a su vez, enmarca al acto de
vomitar conejos como un hecho natural, al que está
habituado, y no reniega de que le suceda, e intenta
autoconvencerse de que no es un impedimento para que lleve una
vida normal. "Y yo no puedo acercar los dedos a un libro,
ceñir apenas el cono de luz de una lámpara,
destapar la caja de música, sin que un sentimiento de
ultraje y desafío me pase por los ojos como un bando de
gorriones" y "(…)naturalmente uno no va a ponerse a
explicarle a la gente que de cuando en cuando vomita un
conejito", "no me lo reproche (…), no es razón para
que uno tenga que avergonzarse y estar aislado y estar
callándose" y "no era tan terrible vomitar conejitos una
vez que se había entrado en el ciclo invariable, en el
método".
Concretada la mudanza, la frecuencia de los vómitos se
acrecienta; como si el "nacimiento de los conejos" fuera una
revelación frente al orden impuesto, dado que
voluntariamente el personaje reprime toda trasgresión.
Así " (…) antes de dejar mi casa, sólo dos
días antes, había vomitado un conejito y estaba
seguro por un
mes, por cinco semanas, tal vez seis con un poco de suerte",
"Comprendí que no podía matarlo. Pero esa misma
noche vomité un conejito negro. Y dos días
después uno blanco. Y a la cuarta noche un conejito
gris.(…) Hay diez." , "Así es que saltan por la
alfombra, a las sillas, diez manchas livianas se trasladan como
una moviente constelación de una parte a otra, mientras yo
quisiera verlos quietos, verlos a mis pies y quietos (…)"
, "Hago lo que puedo para que no destrocen sus cosas."
El vómito de los conejos lo alivian, expulsando al
mundo exterior todas sus represiones. "Cuando siento que voy a
vomitar un conejito me pongo dos dedos en la boca como una pinza
abierta, y espero a sentir en la garganta la pelusa tibia que
sube como una efervescencia de sal de frutas.(…) El
conejito parece contento (…) parece satisfecho de haber
nacido"
El personaje se encuentra habituado a implementar su plan de
acción con los diez conejitos. Sin embargo, el nacimiento
del conejo número once lo determina a una decisión
y a un sinceramiento tanto frente a la destinataria de la carta
como con él mismo. Cuando retoma la escritura es
más franco a la hora de confesar los destrozos provocados
y ya no está dispuesto a autoconvencerse de la naturalidad
del hecho de vomitar conejitos de vez en cuando.
Simbólicamente el diez representa la perfección,
por eso no es casual el viraje del personaje frente al
vómito del décimo primer conejito, dado que once
simboliza el conflicto. Como si el personaje por primera vez
tomara conciencia de la
magnitud de su problema. Así, "Decirle que en ese
intervalo todo se ha roto (…) no continúa la calma
con que venía yo escribiéndole" , "En cuanto a
mí, del diez al once hay como un hueco insuperable. Usted
ve, diez estaba bien (…) no ya con once, porque decir once
es seguramente doce, Andrée, doce que serán trece",
"Rompieron las cortinas, las telas de los sillones, el borde del
autorretrato de Augusto Torres, llenaron de pelos la alfombra y
también gritaron…"
Consecuentemente se resigna, pierde toda esperanza, descubre
los daños que ocasionó y su irremediable costumbre
de vomitar conejos. Hay un cambio en su visión de la vida
a partir del vómito del conejo número once.
Así "He querido en vano sacar los pelos que estropean la
alfombra, alisar el borde de la tela roída, encerrarlos de
nuevo en el armario.(…) Es casi extraño que no me
importe verlos brincar en busca de juguetes" y
"Usted ve: diez estaba bien, con un armario, trébol y
esperanza, cuántas cosas pueden construirse"
Finalmente, la decisión de matar a los conejos y
matarse es su única salida. Sin esperanza, sin posibilidad
de curarse, decide producir ese "click final" en su vida.
Referencias temporales
La circunstancia de que el cuento adquiera el formato de
una carta, aunque conalgunas carencias de forma, facilita la producción de imprecisiones temporales
y saltos en el tiempo, propios de la oralidad. No puede
distinguirse un único momento "T", a partir del cual
localizar las referencias temporales, dado que hay más
de una instancia enunciativa, producto
de que el personaje escribe la carta en diferentes
momentos.El cumplimiento del formato del género carta,
permitiría tomar la fecha de escritura de la misma
como referencia a partir de la cual ubicar las menciones
temporales del texto. Entonces, nos encontraremos con
deícticos que refieren a un primer momento enunciativo
(el tiempo de escritura de la parte correspondiente de la
carta) y deícticos que refieren a una segunda
instancia de la enunciación. Por esta razón, es
muy difícil recuperar los referentes de dichos
deícticos. Ejemplos en el texto: "Me mudé el
jueves pasado, a las cinco de la tarde…" y "Son las
tres de la tarde.(…) Ahora me llaman por teléfono" .Asimismo, el tiempo cumple un rol rígido para el
personaje con respecto al plan secreto que lleva a cabo.
Así "(Cuando arregla el dormitorio de nueve a diez,
hago ruido en
el salón…", "A las cinco de la mañana
(…) los pongo en el armario y hago la limpieza"Los conejos adquieren una importancia tal para el
personaje que éste último referencia el tiempo
en función del tiempo de los conejos. Así, "Le
escribo de noche. Son las tres de la tarde, pero le escribo
en la noche de ellos." y "Su día principia a esa hora
que sigue a la cena (…) y de pronto estoy yo solo,
solo con el armario condenado, solo con mi deber y mi
tristeza".Referencias espaciales
El escenario del cuento es el departamento; dentro de
éste adquieren importancia el living y el armario,
lugares donde transcurren la mayor parte de las acciones;
a su vez representativos del orden imperante. Las funciones
de este espacio son: 1) la clave del cuento, 2) un personaje
y 3) el tema del cuento.El personaje principal, quien escribe la carta, tiene un
conflicto con el espacio; particularmente, con el orden, al
que considera excesivo. Sin embargo, el espacio representa a
la destinataria de la carta, a partir de lo cual concluimos
que el personaje tiene un conflicto con ella.Así, "Usted se ha ido a París, y yo me
quedé con el departamento de la calle Suipacha,
elaboramos un simple y satisfactorio plan de mutua
convivencia…" y "Me es amargo entrar en un
ámbito donde alguien que vive bellamente lo ha
dispuesto todo como una reiteración visible de su
alma."Los personajes
Esquema actancial
Sujeto: El hombre que escribe la carta. Su proyecto es
trabajar, leer libros, y descansar.Objeto: mediación entre el orden (casa) y el
desorden (conejos). Tiende a la armonía.Destinador: no existe, lo que facilita el desenlace del
cuento.Destinatario: es el sujeto y la supuesta destinataria de
la carta.El ayudante: no existe.
El oponente: conejos y Sara.
PERSONAJES PRINCIPALES:
El hombre: es quien escribe la carta de la que se
desprende un problema con el cual pudo lidiar hasta el
momento de la mudanza; momento en que éste se agrava
al convivir con un orden cerrado, representativo del alma de
la dueña.Es una persona con alto nivel intelectual, amante de la
música y de la escritura. No tiene una residencia
fija; sin embargo, no es de su agrado esta
situación.La relación particular que tiene con los conejos
permite intuir un entendimiento especial hacia ellos que se
acerca más al que se siente por un progenitor que al
que suele unir a los hombres con un animal. Hay en el texto
signos de
que le atribuye al vómito de los conejos la cualidad
de un nacimiento, lo que explica que no pueda desprenderse de
ellos.Es una persona excesivamente responsable, lo cual pudimos
mostrar a través de la descripción de los tiempos
rígidos que manejaba con respecto al cuidado de los
conejos. Incluso antes de morir el hombre está
preocupado por quien recogerá los cuerpos muertos, e
intuye la rapidez con la que sacarán de la vista el
suyo, ante el paso de los colegiales.Finalmente, podemos considerar que la figura del hombre
representa un personaje atípico dadas sus
características.La casa y el orden:
Se transforman en un personaje principal dado que son
determinantes del conflicto y presionan a los demás
personajes a lo largo del cuento hasta provocar el desenlace
fatal. A su vez, cubren la ausencia de la dueña,
representando su alma.Asimismo, tienen la capacidad de generar condicionamientos
para el hombre y para la naturaleza
de los conejos, que intentan combatirlos.La casa y el orden van a ejercer una resistencia ante el accionar natural de los
conejos hasta el final del cuento, de tal manera que
adquieren la categoría de personaje. Hasta es posible
imaginar que el orden provoca el desenfreno de los conejos y
que la muerte de estos últimos fue el resultado de una
lucha entre el caos y el cosmos.Los conejos:
Son una extensión ‘natural’ del
personaje principal, su espacio interior materializado. Son
los representantes de su represión liberada, una
fuerza
oculta que, frente al orden, no puede evitar hacerse
explícita. Su evolución está emparentada con
el estado
exterior y los sentimientos del hombre. De esta manera,
paulatinamente los conejos, condicionados por el ambiente
artificial, se tornan seres salvajes, y el hombre muestra
signos de dejadez y abandono.Haciendo un paralelo con la escritura y la importancia de
ésta para el personaje, podemos decir que los conejos
cumplen la misma función que las palabras, y que el
acto de vomitar representa el acto de escribir o de decir. De
hecho la muerte de los conejos es inmediatamente posterior al
fin de la escritura del cuento (carta).PERSONAJES SECUNDARIOS:
Sara: Es el único personaje que tiene
nombre, pero su existencia prácticamente fantasmal en
el cuento impide una caracterización. Además
del orden y del alma, que cumplen una función de
autoridad
implícita, la presencia física de la
mucama funciona como la representación del poder y el
control de ese orden. De las pocas intervenciones que se le
da en el cuento, siempre callada, intuimos que este personaje
sólo existe en la mente del hombre como una
advertencia que el mismo se da para no romper con la
armonía del lugar. Por ejemplo: "(…) porque
Sara ha de ser así, con camisón".LA REALIDAD
REPRESENTADARECURSOS
ESTILÍSTICOS
Alegoría: los conejos representan las palabras,
la respuesta frente al orden y la trasgresión. El orden
representa a la mujer ausente
y a lo impuesto por el entorno del hombre.
Anáforas: "Pero no le escribo por eso" ("le"
referencia a "Andrée" mencionada anteriormente en el
texto). "Nunca se lo había explicado" ("se" refiere a
"Andrée y "lo" a vomitar un conejito). "Comprendí
que no podía matarlo" ("lo" refiere al conejo
vomitado).
Apóstofres: "Ah, querida Andrée…",
"mire usted, yo tenía perfectamente resuelto el problema
de los conejitos".
Asíndeton: "Son diez. Casi todos blancos. Alzan
la tibia cabeza hacia las lámparas…" En este caso,
la ausencia de conjunciones contribuyen a dar mayor importancia a
los datos.
Elipse: "(…) cuando sospechaba que de un momento
a otro…entonces regalaba el conejo ya crecido" ,
"(…) y mis respuestas a una señora lejana que
estará preguntándose ya si…para que seguir
todo esto"
Hipérbole: "me duele ingresar en un orden
cerrado, construido ya en las más finas mallas del aire",
"mover una tacita vale por un horrible rojo inesperado en medio
de una modulación
de Ozenfant, como si de golpe las cuerdas de todos los
contrabajos se rompieran al mismo tiempo con el mismo espantoso
chicotazo en el instante más callado de una
sinfonía de Mozart"
Interrogación retórica: "(¿es
Antinoo, verdad, ese muchacho que mira ciegamente")",
"¿Sabe usted que la misericordia permite matar
instantáneamente a un conejito dándole a beber una
cucharada de alcohol?"
Ironía: "¡Qué alivio esta oficina cubierta
de gritos, órdenes, máquinas
Royal, vicepresidentes y mimeógrafos!"
Metáforas: "Miran su triple sol y están
contentos", "(…) la creciente calma con que franqueo de
vuelta los rígidos cielos del primero y el segundo piso",
"En su cúbica noche sin tristeza duermen once
conejitos"
Metonimia: "yo viviría cuatro meses en su casa:
cuatro –quizá, con suerte, tres- cucharadas de
alcohol en el hocico"
Sinécdoque: "salpicados sobre los adoquines" Los
adoquines son una parte del todo (la calle).
Comparación: "(..) y me va calcinando por dentro
y endureciendo como esa estrella de mar que ha puesto usted sobre
la bañera y que a cada baño parece llenarle a uno
el cuerpo de sal y azotes de sol y grandes rumores de la
profundidad"
Oxímoron: "su diurna noche"
Antonomasia: "la señora de Molina" (reemplazo
del nombre apelativo por el propio)
Bibliografía
http://www.mcye.gov.ar/efeme/cortazar/1938_1948.html
http://tesina.galleus.com/cortazar/fantastico.html
Diccionario de Símbolos, Juan Eduardo Cirlot, Barcelona,
Editorial Labor, 1992
Bestiario
Diccionario de la Real Academia Española
www.rae.es
Por
Gisela Vanesa Mancuso
Marina Sanz
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